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    Hablar de alergias es hablar de síntomas, de prevención y de tratamiento. Son variadas las alergias infantiles que podemos encontrar, pero sobretodo destacaremos dos de las más comunes que pueden afectar a los recién salidos del huevo: las alergias medioambientales y las alergias alimentarias.

     

    ALERGIAS MEDIOAMBIENTALES

    A punto de llegar la primavera, días que se alargan, olor a azahar y rosas frescas, llega con ella una de las alergias más comunes con ganas de extinguir la belleza de esta estación: la rinitis alérgica producida principalmente por el polen.

    El polen, transportado por el viento o por los insectos, provoca reacciones alérgicas en los meses de abril a junio y de septiembre a octubre. Los estornudos y los ojos irritados son los síntomas más comunes con los que se encontrarán los pequeños dinosaurios.

    Otros factores medioambientales a tener en cuenta son el polvo acumulado en los muebles, el pelo de las mascotas y los edredones de plumas.

    En concreto el polvo es uno de los más comunes, se inhala fácilmente porque invade el aire, con lo cual las reacciones alérgicas se producen en el sistema respiratorio (la rinitis crónica y el asma).

    Para evitar que tu pequeña fiera sea propensa a alguna de ellas, ventila a diario las habitaciones de la casa y utiliza la aspiradora para acabar con el polvo “de meteorito” tan difícil de eliminar. Para reducir la propagación de ácaros de polvo, debes cambiar de sábanas a menudo y puedes usar colchas antiácaros.

    En cuanto al tratamiento de este tipo de alergias suelen utilizarse fármacos como los antihistamínicos, el cromoglicato disódico y los corticoides, pero siempre deben ser recetados por el médico.

    Aparte de eso, hay algunos pequeños dinoconsejos que pueden ayudar a aliviar los síntomas de congestión e irritación de ojos de tus fieras:

    • Lavar con frecuencia los orificios nasales con suero fisiológico para que la mucosidad fluya.
    • Lavar los ojos con suero fisiológico para limpiar las partículas de polen.
    • Elevar la cabecera de la cuna o de la cama, ya que la congestión empeora al estar tumbados.
    • Utilizar un vaporizador de aire frío para humedecer el ambiente y contribuir a que la mucosidad fluya.
    • Si se trata de un bebé, ofrécele el pecho o el biberón con frecuencia para contribuir a que la mucosidad circule.

    ALERGIAS ALIMENTARIAS

    Las alergias alimentarias en las pequeñas fieras también son comunes, pero sólo aproximadamente una tercera parte de estos sufre reacciones alérgicas a los alimentos y la mayoría desaparecerán antes de cumplir las tres primaveras.

    Los niños con alergias alimentarias suelen presentar distintos síntomas en episodios recurrentes, que incluyen:

    • Eczema infantil grave (o erupción cutánea)
    • Vómitos
    • Diarrea (sin razón aparente)
    • Bronquitis asmática o asma
    • Rinitis alérgica

    Las alergias alimentarias tienen un gran componente hereditario, pero también se asocian a factores medioambientales y a la introducción precoz de alimentos.

    Los alimentos que más frecuentemente causan alergia son los cacahuetes, los productos lácteos y el huevo. Es curioso saber que la mayoría de las alergias son provocadas únicamente por cinco alimentos: los cacahuetes, el huevo, los productos de leche de vaca y derivados, y la soja y trigo. También puede provocarla, aunque menos frecuentemente, el chocolate, las fresas, el tomate o los mariscos.

     

    Así que… Esta primavera, ¡estad alerta para cuando los dinopeques muestren los primeros síntomas!

     

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